Más preciso es decir las matemáticas;
a esta altura de la divulgaciòn de los arcanos de Tlön es de esperar que los
sistemas axiomáticos sean múltiples. Lo son; por su elegancia y por su efectividad sólo algunas variantes
propenden a la ingeniería, aunque habría toda una arquitectura invisible a los
cultores de la tridimensionalidad. Quienes presumen hiperespacios aseguran que
las rosas son el revés de seres eufòricos, inquietìsimos, que se expanden para
intensificar el rojo y aerear las espinas. Quienes no palpitan
apocalípticamente el misterio argumentan que si el espaciotiempo no es un
fenómeno objetivo entonces la única dimensión es la conciencia y que si es
objetivo entonces la conciencia es la quinta dimensión. Creen, como Paul
Valery, que Infinito y Eternidad son símbolos de no pensamiento y por tanto
puramente afectivos. La eternidad, el infinito y los tigres transparentes son
realidades superiores a cualquier proposición matemática o poética que las
involucre (cada una las involucra, ninguna las compromete). No es el infinito
ni el cero ni la unidad natural la principal obsesión de los matemáticos de
Tlön: es el Número Áureo: "el único tal que uno menos su inverso es igual a su inverso al cuadrado". Es un eufemismo necesario el hecho de no considerarlo cantidad, sino pura
relación: cantidad vuelta cualidad y cualidad vuelta cantidad. Hegel ha escrito
en nuestro mundo que la matemática es la frontera entre lo abstracto y lo
sensible; la relación áurea es para ellos la quintaesencia de esa frontera (un
fractal precipitado sòlo por dos sectores). Descubrir una de sus cualidades es
tan laureado como en la tradición occidental descubrir otra demostración del
Teorema de Pitágoras, es decir, poco laureado. A propósito: no consideran la
velocidad de la luz como la máxima velocidad sino como la más amable. El
resplandor del infinito disuade las reflexiones, pero saben que si la velocidad
de un cuerpo imaginario -un pensamiento, un sueño- es a la luz como la raìz del
número áureo es a uno, entonces la dilataciòn temporal y la contracciòn
espacial son no sòlo proporcionales, sino idénticas, a dicha raíz (aparentando
para un observador "inmóvil" la indiferencia de la luz a ese
fenómeno: ).
Es mucho más por
higiene visual que un ardid de la simplicidad lo que lleva a publicaciones tan
austeras, pero es imperdonable y poco interesante la demostración de un teorema
de más de tres o cuatro páginas "porque es poco matemática, porque todo
puede ser justificado"). Los artistas conceptuales (es decir los
filósofos, no los artistas) opinan sin repercusión alguna que dedicarse a las
matemáticas es un círculo vicioso, porque demanda cada vez más trabajo
conseguir el mismo placer y dolor que un niño tiene al hacer tablas o al
dividir 2143 entre 22. Excepto los ajedrecistas, todos son más condescendientes
al álgebra abstracta que al ajedrez, "mucho menos complejo y misterioso
que la motricidad de un unicornio". Un dìa desmienten las
"aritméticas alternativas", "al día siguiente" son
alternativos a la perspectiva efectuada. Esta versatilidad no está mal vista ni
bien vista, porque todos los matemáticos son heterónimos de Dios, la perfecta
incongruencia de todos ellos. ¿Es esta incongurencia representable? responderían
que esa incongruencia es el mundo, es Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. Aunque hay
cerebros realmente ensañados con sus propias conclusiones nadie hubiera quemado
en Tlön los últimos escritos de Weierstrass*. En Tlön no sólo no hay premios
para la demostraciòn de un teorema (que implica felicidad), hay premios para
quien salve de un incendio una zapatilla de baile o llegue exactamente tarde a
una reuniòn (aunque implique felicidad).
*Curioso y más ágil es el caso de una refutación del teorema
de Friöder (que un cubo entero no puede ser descompuesto en dos cubos enteros).
Este matemático considera como enteros positivos números de infinitos dígitos
positivos. Dice por ejemplo: (1/raìz de phi: 0,78615137775742328606955...) por
10 elevado a n (1/phi: 0,618033 9887498 948482045...) por 10 elevado a n Dice:
la raíz cúbica de la suma de sus cubos, como puedes calcular, es:
80817862610051773713877…,0 Luego se propulsa en contradicción: si los alephzero
dígitos son positivos pero no denumerables -precisamente "porque no se llega
a ellos contando sino suponiendo que se ha contado"- entonces el conjunto
de estos números sobrenaturales excede el cardinal de los naturales
intercalando un infinito entre naturales y reales, contradiciendo la hipótesis
del Contínuo.
Como la idolatría es en Tlön un género literario y plástico,
pintores y poetas alaban a la Diosa Namagiri, a quien un remoto amante animal
habría cedido cuerpo para dictar que la suma 1+2+3+4+5+6+7... es igual a
-1/12. El multiplicativo de la Funciòn zeta se hace más simple: deducen del
método de prueba de Namagiri que la enésima potenciación de i será múltiplo de
4, o sea igual a 1, o sea que el exponente será un número real y real será el
producto total. Quienes rechazan esta paradoja de conjuntos incurren en otra paradoja
de conjuntos. Rechazan las introversiones infinitesimales inferiores a 1/(2 la
n) (tales como 0,12357111317...nprimo) y rechazan la proporción exacta de
series divergentes (n x pi, por ejemplo), pero manipulan representaciones de
distintos infinitos. Creen que la suma de todos los naturales es indefinida y
que no es mayor ni menor al cardinal de los naturales (o sea Alephzero: el
nùmero de naturales, el nùmero de enteros, el nùmero de racionales, el nùmero
de primos, etc.). Sin embargo arriban a la conclusiòn de que el conjunto de los
números reales es inferior a un subconjunto de los mismos, porque 2 elevado a n
es igual a n/ In(n) por In2, y dado que n/In(n) es hacia el infinito igual a 1,
entonces Reales/Naturales=0,69314... Corrigen, propagan, reinciden, todas las
perfecciones les producen un violento placer sutil. A diferencia de la crítica
musical, criticar matemática es hacer matemática. Los teoremas de incompletud,
indecidibilidad e inconsistencia son la epistemología de su escepticismo y de su
ludopatía. Los profesores, que prescinden de manzanas, ladrillos y cualquier
otra asignatura, se limitaban a la cinematografìa de los sistemas, es decir al
buen gusto del orden en que se desmentalizan unos en otros (alguien aquì puede
sentir y proponer que no es conveniente ver Millet antes de Van Gogh, ni a
Pablo Picasso despuès de Amadeo Modigliani)... pero algo parece haber
ocurrido... Las raíces no triviales de la funciòn zeta son de realidad 1/2 por
el simple hecho de que 1/2 es el exponente de n hasta donde se cumple la
funciòn pi (x) en el tensor de los números naturales, es decir aquella magnitud
abstracta (pero concreta sub especia aeternitatis) hasta donde la densidad de
primos en naturales es exactamente igual a esa magnitud dividida su logaritmo natural.
(luego empieza a converger en uno y la comparaciòn pierde sentido). Cualquier
demostraciòn afirmativa de la hipòtesis de que todas las raìces de la funciòn
tienen parte real un medio es una interesante tautologìa y cualquier afirmaciòn
de su negaciòn apela a la relatividad del tiempo de mentalizaciòn del tensor
Alephzero (no lo llaman asì). Sin embargo, con ser esto obvio, no dejó de
instigar a las mentes el misterio de la disposición efectiva de los números
primos. Se tratò de consolar con argumentos razonables: que de esa
irracionalidad se abastecen todas las matemáticas razones; que una mente
infinita prescinde de algoritmos y los vislumbra inmediatamente como puntos en
un dado; que al morir volvemos a esa perfecta indiferencia y que develarla es
morir nítidamente; que los números indivisibles entre otros enteros son
representaciones y sòlo sombras de la unidad; que la irreductibilidad de su
dibujo impide la contracción total del universo o que precisamente favorece la
introversiòn y la propulsiòn a otro eón; que la distancia que separa a los
primos, calcada sobre una funciòn sinoidal, cripta una partitura musical y que
esa música es el kosmos. ...pero algo parece haber ocurrido...el texto está
interrumpido, yo lo he vuelto literatura:
Ishtar, el niño autista de los rasgados ojos abluídos, el
mudo amante de los ábacos de infinitas cuentas ha comenzado a escribir la
Aritmétrica, donde los puntoinstantes se llaman números. Unta las migas de pan
en una lágrima encendida que siempre le dan. El plano complejo es la tercera
dimensiòn ya completamente temporalizada. En el agua ve todas las nubes. Ve las
arcadas arder sin tocar a las aves. El cuerpo sobrenatural está definido por
los números sobrenaturales, infinitos pero concretos, como en el horizonte polimòrfico
de las alucinaciones. Por ejemplo el número 6810339887...,0 (phi por 10 a la n)
al cuadrado es 31899660112... (1-phi por 10 a la n). Afuera es como adentro:
los sobrenaturales rebotan en su propia infinitud a imagen de los puntos-cortes
comprendidos entre 0 y 1. Los infinitos naturales son agregados al número N:
12345678....n,0 y divididos entre los primos agregados a una cifra infinita
pero limitada, perfectamente definible: 123571113...np,0. Ishtar juega con
ellos, los escribe en un espejo sin marco, los divide a semejanza de la secciòn
áurea, donde el cuadrado del inverso es igual a uno menos su inverso. La
oraciòn numérica de los naturales es mayor, pero crece más lentamente, y en la
paradoja de crecimiento y resultado total (dada en raíz de n) Ishtar escribe en
el espejo N/P= Phi. y escribe Αυγή, pero nadie entiende qué significa. y cada
vez que lo escribe la película del espiritu se pliega en portales, como si bajo
lluvia ardiera en oro un periòdico retráctil. Se tornasola de brisa la membrana
de materia se entreabre de rayos. Sobre Ishtar flota un diamante telepàtico, el
comodìn de las piedras, que ya no es Ishtar. Se influyen y suelven, arden y
migran, flaman arriban al Valle de Reyes donde todos son Dios; un aura
vibràtil, inmarcesible y diáfana, un movimiento sin tiempo, una libertad sin
sucesos, un ápice de todos los olvidos, un instante eterno de amor real.